Las Perseidas: la "Lluvia" del Verano
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Las Perseidas: la "lluvia" del verano

Javier Méndez Alvarez


Las Perseidas o "Lágrimas de San Lorenzo" es la lluvia de estrellas fugaces que todos los veranos nos invita a observar el cielo y acercarnos un poquito más a la astronomía

Durante dos milenios la humanidad ha venido observando en el cielo estival la lluvia de estrellas fugaces llamada Perseidas. Aunque en la actualidad esta lluvia presenta niveles de actividad normales, es decir, unas 100 estrellas fugaces a la hora en las mejores condiciones de visibilidad y cuando ocurre el máximo, sigue siendo la favorita de los amantes, y no tan amantes, a la astronomía debido a lo atractivo que resulta salir al campo a observar el cielo estrellado en los meses de verano.

Las estrellas fugaces o meteoros son pequeñas partículas de polvo, no más grandes que la cabeza de un alfiler, que se desintegran a unos 100 kilómetros de altura. La velocidad estimada que tienen las Perseidas como término medio es de 60 km/h y su brillo es producido por la ionización causada por la liberación de su energía en las capas altas de la atmósfera. Las Perseidas reciben este nombre porque su radiante, punto imaginario donde se cortan las prolongaciones hacia atrás de los trazos meteóricos, se encuentra en la constelación de Perseo.

Las Perseidas, también denominadas "Lágrimas de San Lorenzo" por la proximidad de su máximo de actividad a la festividad de San Lorenzo, protagonizaron un hecho excepcional hace pocos años en el campo de la astronomía meteórica. Al principio de los 90s observadores visuales comenzaron a registrar una actividad inusual de esta lluvia tanto en cantidad como en el momento en que sucedía: unas horas antes del máximo previsto por las efemérides. Es decir, se comenzaron a registrar dos máximos de actividad separados por unas 12 horas, uno de los cuales ofrecía estrellas fugaces en mayor número y más brillantes que el otro. Fue entonces cuando astrónomos de la Organización Internacional para la Observación de Meteoros (IMO) se arriesgaron a predecir la vuelta del cometa que supuestamente originaba esta lluvia. El nombre de este cometa es Swift-Tuttle y en el momento de hacer estas predicciones no se encontraba visible. Sin embargo, sólo unos meses después de que esto sucediese, el Swift-Tuttle, con un período de 135 años, reapareció en nuestros cielos. Era la primera vez que a partir de observaciones amateurs de meteoros se predecía la vuelta de un cometa. Se confirmaban así las hipótesis que existían entre los astrónomos de que realmente las estrellas fugaces son el polvo emitido por los cometas que se convierten en trazos luminosos cuando entran en la atmósfera terrestre.


Esta imagen es una composión de varias
Perseidas utilizando técnicas de video. El video
hoy en día es la técnica más exacta para estudiar
las estrellas fugaces. Para más información diríjase
a las páginas de IMO.


Para ver el mayor número de estrellas fugaces es necesario dos cosas: encontrar un lugar oscuro lejos del alumbrado público y estar cómodo. En La Palma la primera condición es muy fácil de encontrar ya que nuestra isla es el único lugar del mundo donde se protege el cielo mediante una ley, es decir, que podemos disfrutar de unos de los cielos más oscuros del planeta sin tener que alejarnos en exceso de nuestras casas. La segunda condición se consigue con abrigo y buscando una buena posición, por ejemplo, estar tumbado. Uno de los factores que más afecta a la observación de meteoros es la Luna ya que su brillo evita que observemos los más débiles. Los días que no haya Luna Llena son los mejores.

El máximo de actividad de las Perseidas ocurrió la pasada noche del 11 al 12 de agosto. Sin embargo, esta lluvia continúa activa hasta el día 24. Aunque en principio no hay una dirección privilegiada hacia donde dirigir nuestra observación, siempre se recomienda mirar hacia el Norte o el Este.

Los astrónomos aficionados utilizan diferentes métodos para llevar a cabo el conteo de las estrellas fugaces dependiendo de la precisión del registro que quieran obtener. Por esta razón utilizan desde la fotografía hasta las cámaras de video, los prismáticos, las técnicas de radio o simplemente sus ojos sin ayuda de ningún instrumento óptico. Si emplean esta última técnica entonces dibujan las estrellas fugaces sobre cartas celestes anotando la hora de aparición, su brillo y su velocidad.

Aunque en astronomía meteórica no hay nada que se pueda predecir con certeza absoluta, sí es cierto que los astrónomos esperan para mediados de noviembre del año 98 ó 99 un incremento espectacular en la actividad de la lluvia denominada Leónidas. La última vez que esto ocurrió en el año 1966, varios observadores visuales fueron capaces de detectar cientos de estrellas fugaces por minuto, y en los momentos de máxima actividad, 40 por segundo.



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Last modified: 13 December 2010

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